Resultado de una compleja historia de vaivenes y dominios de civilizaciones ancestrales, la gastronomía mallorquina reúne el poso de todas las culturas que han modelado su personalidad. Seguramente por ello la variedad es una de sus señas de identidad. No faltan en la cocina de la isla ni los platos cimentados en la riqueza de sus legumbres, ni los que tienen en el mar y en su pescado el fundamento de su exquisitez, ni los que han hecho de la carne la fuente de sus espléndidos sabores.

Hay platos para cada momento del año. Aquí, como en tantos otros lugares de España, los usos y costumbres han ido con el tiempo configurado el calendario gastronómico. Así se podrá entender por qué en determinada época del año, y sólo en ésas, se consumen Butifarrons o se prepara Trampó, Frit o Sopas Mallorquinas. O que las Panades rellenas de carne o verdura sea tradición preparlas en casa en tiempo de Pascua y no antes ni después.

En los mercados al aire libre que se celebran semanalmente, los payeses venden directamente sus productos. A la cazuela llega lo que se ecuentra en ellos. “Fresco y simple”, es la consigna para dominar los secretos de su cocina.

NUESTRO RESTAURANTE

Uno de los pilares fundamentales del Hotel Sa Coma es su restaurante.

Aquí podrá degustar los platos típicos de la gastronomía mallorquina, elaborados con las antiguas recetas caseras que, generación tras generación, la familia Tomàs ha cocinado, junto con una opción de cocina internacional que permite redondear una oferta completa de platos para todos los gustos.

Por las mañanas, un generoso buffet de productos mediterráneos, embutidos de la isla y carta de huevos frescos, harán que empiece el día de la mejor manera posible: cogiendo fuerzas para una larga jornada de nuevas experiencias entre el mar y la montaña

VINO MALVASÍA

De Sitges, Cerdeña, Istria, Canarias o Banyalbufar. El cultivo de la malvasía se extiende por toda la cuenca mediterránea, llegando a lugares tan alejados como Madeira. Se cree que es originaria de Grecia, al menos su nombre, ya que el término malvasía procede de la ciudad de Monembasia, en la costa del mar Egeo, al sur de Grecia. Sea cual sea su origen preciso, el antepasado común de las modernas variedades debió viajar a través del Mediterráneo hasta llegar a Canarias y Madeira en el siglo XV.

En Mallorca, diferentes municipios de la Serra de Tramuntana han sido famosos a lo largo de la historia por el prestigio de sus vinos de malvasía, y uno de ellos ha sido Banyalbufar. Tras la conquista de la Isla por parte de Jaume I, la agricultura fue la ocupación casi exclusiva de los habitantes de este lugar que, aprovechando al máximo el difícil terreno de la zona, acondicionaron las pendientes con bancales para poder sembrar parras. En el siglo XVI se obtenían unos 250.000 litros de vino de malvasía, que se exportaba sobre todo a la corte de Aragón. Posteriormente, en el siglo XIX, de la mano del Archiduque Luis Salvador, la malvasía recibió numerosos premios en los Salones de Vino de media Europa.